
Si me dejan puedo escribir el texto de la audio-guía del meadero, los extintores y las salidas de incendios. La clave está en haber disfrutado de las obras de verdad, dejándose excitar a gusto el sentido estético, hasta embotarlo. A partir de ahí hay un rato en que todo es precioso, y puedes encontrar deleite estético en cualquier cosa. Pasado ese rato viene el bajón y ya todo parece igual (y mediocre), se acabó la magia.
Me decía mi artista profesional de cabecera que la esencia del arte está en el proceso intelectual del artista. No me atrevería a negarlo. Es más, es en ese contexto en el que alcanza su pleno sentido ese cuento de Borges en el que un autor intenta escribir una obra que resulta ser El Quijote, con inmenso esfuerzo y sufrimiento, claro; el resultado, siendo idéntico es a su vez, totalmente distinto al de Cervantes. Vale, sin duda eso es importante, además del punto de vista del actor me falta el del espectador. Arte es lo que disfruta un espectador ¿no? aunque sea la pared del servicio.
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