En un arranque de originalidad este año nos fuimos a celebrar la nochevieja a un pueblecito donde Segovia linda con Burgos. Los niños pusieron una marcha envidiable, y nos enseñaron (por lo menos a mi) una canción. Es estupendo poder aprender tanto de tus hijos. Tras comernos los gajos de mandarina de las 12, bailamos enloquecidos la canción. No sabía entonces que 21.000 personas juntas habían tenido la misma idea...
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