
Volviendo de Madrid hace unos meses se veían unos preciosos nubarrones de algodón en el horizonte. La carretera parecía ir a clavarse en ellos. Nunca pensé que la cosa fuera más allá de una cuestión metafórica, pero acabo de ver la predicción del tiempo y hasta el miércoles, por lo menos, no parará de llover (ni llegarán las temperaturas a 20 grados). ¡Que tiempo tan desapacible para junio!
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