
Su actitud de permanente arrogancia me ha hecho pensar en "caballeros templarios", jóvenes iluminados cuya fe les apodera para imponer el bien con disciplina militar. Supongo que el convencimiento absoluto de estar haciendo lo correcto debe ser muy placentero. Así reniega tanto del "relativismo" la iglesia, porque se creen de verdad lo absoluto.
Tampoco he podido evitar el pensamiento de que la exagerada adicción al trabajo de una amiga allí presente no era ajena a su soltería. No es un pensamiento machista, también se lo achaco a muchos hombres. Más que con el sexo tiene que ver con la edad, pasados los 40 ya no se hacen las cosas para demostrarse capaz, y también se sabe cuantas coas que lo parecían no son tan satisfactorias en realidad. De las pocas motivaciones que van quedando, la sensación de utilidad para la humanidad a través del trabajo (en algunos trabajos, claro) es muy poderosa.
Con estas reflexiones hemos pasado el día y nos incorporamos al fin de semana un día tarde...
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