viernes, 9 de mayo de 2008

Día de la Madre y las andanzas de Don Luis

Los varones ponen la épica, los hechos grandes, individualizables, relatables, temerarios. Las madres ponen el día a día, el continuo, el ambiente, la solidez. Lo primero se narra, pasa a la historia escrita, queda en los cromosomas. Lo segundo, seguramente más vital, queda en el reino de lo no explícito, en el ADN mitocondrial.

Terminé de leer el relato de las andanzas de Don Luis hace unos días. Me ha encantado tener condensadas y agarradas todas esas historias que había oído parcialmente, difusamente. La historia es la de Don Luis, y Doña Joaquina aparece, claro, pero de forma tangencial. Pensando en aceptar el reto de Carlos, el autor, de extender el relato todo lo que se pueda, pensé en la contraparte. Y no por la cuestión tan de moda de la igualdad de "género" y demás politicocorrecteces. Sinceramente creo que fue un personaje tanto o más de apasionante que su esposo. Pero si dejó épica yo no la conozco. Cuando hace más de 20 años Luis y yo colocamos en La Fuente unas cajas de libros en estanterías para librarlos de las goteras del gurugú, cayó en mis manos un cuadernito escrito por la abuela donde tenía reflexiones socio- político- religiosas. Seguramente es de aquella lectura fugaz que me queda esa imagen de fortaleza. Supongo que el caso de Doña Joaquina ilustra el de muchísimas mujeres en la historia: su papel, aunque esencial, es difuso y literalmente inenarrable.

No hay comentarios: